UN 7 DE MAYO DE 1919 NACÍA MARÍA EVA DUARTE. AÑOS DESPUÉS SERÍA PARA SIEMPRE... EVITA Hoy Mujer de Olé no quiere hablar de deporte.
Los acontecimientos en Grecia me desvelan y exigen una reflexión de todos. Quiero compartir estos fragmentos extraídos del libro "Mi mensaje", dedicados al pueblo griego que está resistiendo la embestida del ajuste o "Plan de Austeridad" que le llaman.
"Quiero rebelar a los pueblos.
Quiero incendiarlos con el fuego de mi corazón.
…Yo puedo decir ahora lo mucho que se miente, todo lo que se engaña y todo lo que finge, porque conozco a los hombres en sus grandezas y en sus miserias…Quemarnos para poder quemar, sin escuchar las sirenas de los mediocres y de los imbéciles que nos hablan de prudencia.
…Hay fanáticos del pueblo. Hay enemigos del pueblo y hay indiferentes: estos pertenecen a la clase de hombres que Dante señaló en las puertas del infierno. Nunca se juegan por nada. Son como 'los ángeles que no fueron ni fieles ni rebeldes'…
LOS IMPERIALISMOS han sido y son la causa de las más grandes desgracias de una humanidad que se encarna en los pueblos… 'no podemos hacer nada' es lo que dicen todos los gobiernos cobardes de las naciones sometidas. No lo dicen por convencimiento, sino por conveniencias.
…Hay mil procedimientos eficaces para vencer: con armas o sin armas, de frente o por la espalda; a la luz del día o a la sombra de la noche; con un gesto de rabia o con una sonrisa; llorando o cantando. Por los medios legales o por los medios ilícitos que los mismos imperialismos utilizan contra los pueblos…
…El talón de Aquiles del imperialismo son sus intereses. Donde esos intereses del imperialismo se llame 'petróleo', basta, para vencerlo, con echar una piedra en cada pozo. Donde se llame cobre o estaño, basta con que se rompan las máquinas que los extraen de la tierra o que se crucen de brazos los trabajadores explotados… ¡No pueden vencernos! Basta con que nos decidamos…
ME REBELO INDIGNADA con todo el veneno de mi odio, o con todo el incendio de mi corazón –no lo sé todavía-, en contra del privilegio que constituyen todavía los altos círculos de las fuerzas armadas y clericales.
Tengo plena conciencia de lo que escribo… Somos más fuertes que todas las fuerzas armadas de todas las naciones juntas. Si nosotros no queremos que la fuerza bruta de las armas nos domine, no podrá dominarnos…
Entre los hombres fríos de mi tiempo señalo a las jerarquías clericales. Cuya inmensa mayoría padece de una inconcebible indiferencia frente a la realidad sufriente de los pueblos…
Les reprocho haber abandonado a los pobres, a los humildes, a los descamisados, a los enfermos y haber preferido en cambio la gloria y los honores de la oligarquía… les reprocho olvidarse del pueblo y haber hecho todo lo posible por ocultar el nombre y la figura de Cristo tras la cortina de humo con que lo inciensan.
Yo no comprendo por qué, en nombre de la religión y en nombre de Dios, puede predicarse la resignación frente a la injusticia.
La religión no ha de ser jamás instrumento de opresión para los pueblos. Tiene que ser bandera de rebeldía. Yo me rebelo contra las 'religiones' que hacen agachar la frente de los hombres y el alma de los pueblos. Eso no puede ser religión. La religión debe levantar la cabeza de los hombres. Yo admiro a la religión que puede hacer decirle a un humilde descamisado frente a un emperador: 'Yo soy lo mismo que usted, hijo de Dios!'…
La religión es para el hombre y no el hombre para la religión, y por eso, la religión ha de ser profundamente humana, profundamente popular…
Enemigos del pueblo son también los ambiciosos…
Son enemigos del pueblo porque ellos no servirán jamás sino a sus intereses personales, siempre buscan su propia vanidad y enriquecerse pronto. El dinero, el poder y los honores son las tres grandes 'causas', los tres 'ideales' de todos los ambiciosos…
Los pueblos deben cuidar a los hombres que elige para regir sus destinos. Y deben recharzarlos y destruirlos cuando los vean sedientos de riquezas, de poder y de honores.
Todo ambicioso es un prepotente capaz de convertirse en un tirano.
Yo no auspicio la lucha de clases, pero el dilema nuestro es claro: la oligarquía que nos explotó miles de años en el mundo tratará siempre de vencernos. Con ellos no nos entenderemos nunca, porque lo único que ellos quieren es lo único que no podremos darle jamás: nuestra libertad…
El trabajo es la gran tarea de los hombres, pero es la gran virtud. Cuando todos sean trabajadores, cuando todos vivan de su propio trabajo y no del trabajo ajeno, seremos todos mas buenos, más hermanos, y la oligarquía será un recuerdo amargo y doloroso para la humanidad…
UNA SOLA CLASE DE HOMBRES: LA DE LOS QUE TRABAJAN."
Eva Perón